An Ordinary Way to Heaven

An Ordinary Way to Heaven

God only knows how many times we have said and felt that life is just too hectic…too fast. How many times have we felt like we don’t have time to do the things we really like doing? How many times have we felt like life is passing us by?

So, let me offer you a little food for thought and a little consolation too. Let’s start with a little philosophy: “If you don’t control it, it will control you.” And I’m speaking about “speed” here.

We all know that when we drive our cars and we drive too fast, it can be dangerous for us and for others. And we also don’t get to enjoy the scenery when we drive too fast because we pass by it too fast to notice. So, in order to keep ourselves and others safe and to enjoy the scenery we just need to slow down.

It just seems that we’re in too much of a hurry to get somewhere. “I gotta get there,” we say to ourselves and “I gotta get there right now!!!! Who’s that idiot driving so slow in front of me? Now, I have this red light that’s going to make me late! Who put all these slow imbeciles on the road today! I gotta get to Walmart before all the good tomatoes are gone!”

The Easter season has ended, and the Church enters in what we call “Ordinary Time.” Ordinary! We will be in Ordinary Time until Advent begins again. So, here comes what can serve you as a consolation if you consider it: Much of life happens in so much that is just ordinary and if we’re living our lives too fast and too furious, we’re going to pass by so much of life without enjoying it.

What would you lose if you took it upon yourself to slow down a bit so that you can be present and enjoy everything ordinary or everything that you take for granted? You wouldn’t lose anything and that’s what we have to get through our hard heads. We have made the high speed in which we live our lives into a virtue. That’s crazy. Challenge yourself and don’t buy into this craziness. You’ll wear yourself down so much that by the time you get old you’ll be like an old, worn car that spends more time in the shop than on the road. For the love of God, slow down and enjoy the ordinary!

I know that it’s hard sometimes to slow down when one has so many responsibilities, but it doesn’t have to be this way seven days a week twenty-four hours a day. We all have to make sure that we take the time and lower the speed so that we don’t take anything nor anyone for granted, especially the things and the people that are dear to us. Today’s society wants everything done YESTERDAY. Well, I’m sorry, but we have TODAY, THIS MOMENT, THIS PRECIOUS MOMENT IN OUR ORDINARY LIVES THAT WE WANT TO ENJOY IN EXTRAORDINAY WAYS!

You’re in my prayers and in my heart. Enjoy Ordinary Time.   It’s wonderful.  Friar Julio

Un Camino Ordinario al Cielo

Solo Dios sabe cuántas veces hemos dicho y sentido que la vida es demasiado agitada… demasiado rápida. ¿Cuántas veces hemos sentido que no tenemos tiempo para hacer las cosas que realmente nos gustan? ¿Cuántas veces hemos sentido que la vida se nos escapa?

Así que, permítanme ofrecerles algo para reflexionar y también un poco de consuelo. Empecemos con una pequeña filosofía: “Si no lo controlas, te controlará”. Y me refiero a la “velocidad”.

Todos sabemos que cuando conducimos demasiado rápido, puede ser peligroso para nosotros y para los demás. Y tampoco podemos disfrutar del paisaje cuando conducimos demasiado rápido porque pasamos demasiado rápido como para notarlo. Así que, para
mantenernos seguros y disfrutar del paisaje, solo necesitamos reducir la velocidad.

Parece que tenemos demasiada prisa por llegar a algún lugar. “Tengo que llegar”, nos decimos, y “¡Tengo que llegar ya mismo! ¿Quién es ese idiota que conduce tan despacio delante de mí? ¡Ahora tengo una luz roja que me va a hacer llegar tarde! ¿Quién puso a
todos estos imbéciles lentos en la carretera hoy? ¡Tengo que llegar a Walmart antes de que se acaben todos los tomates buenos!”.

La Pascua ha terminado y la Iglesia entra en lo que llamamos “Tiempo Ordinario”. ¡Tiempo Ordinario! Estaremos en Tiempo Ordinario hasta que comience de nuevo el Adviento. Así que, aquí viene lo que puede servirte de consuelo si lo piensas: Gran parte de la vida transcurre en tantas cosas ordinarias, y si vivimos demasiado rápido y con demasiada furia, vamos a pasar por alto gran parte de la vida sin disfrutarla.

¿Qué perderías si te propusieras bajar un poco el ritmo para poder estar presente y disfrutar de todo lo ordinario o de todo lo que das por sentado? No perderías nada, y eso es lo que tenemos que tener bien claro. Hemos convertido la velocidad con la que vivimos nuestras vidas en una virtud. Es una locura. Ponte a prueba y no caigas en esta locura. Te desgastarás tanto que, para cuando envejezcas, serás como un coche viejo y desgastado que pasa más tiempo en el taller que en la carretera. ¡Por el amor de Dios, baja el ritmo y disfruta de lo cotidiano, lo ordinario!

Sé que a veces es difícil bajar el ritmo cuando uno tiene tantas responsabilidades, pero no tiene por qué ser así los siete días de la semana, las veinticuatro horas del día. Todos debemos asegurarnos de tomarnos el tiempo y bajar el ritmo para no dar nada ni a nadie por sentado, especialmente las cosas y las personas que nos son queridas. La sociedad actual quiere que todo se haga para ayer. Bueno, lo siento, pero tenemos HOY, ESTE MOMENTO, ¡ESTE PRECIOSO MOMENTO EN NUESTRAS VIDAS ORDINARIAS QUE QUEREMOS DISFRUTAR DE FORMASEXTRAORDINARIAS!

Estás en mis oraciones y en mi corazón. Disfruten del Tiempo Ordinario. Es maravilloso.  Fray Julio